domingo, 27 de marzo de 2011

ROAD TRIP


A finales de Julio, unos amigos y yo hicimos un viaje a las Islas Skye de Escocia. Pedí unos días en el trabajo y nos alquilamos un Peugeot 107. Saco de dormir y tienda de campaña en mano, nos echamos a la carretera.

Una vez cruzado el puente de Skye que une la península escocesa con la isla, va cambiando el paisaje paulatinamente y al pasar Portree lo único que queda por delante es la carretera y verde, mucho verde. Acampamos donde queríamos ya que en Escocia está permitida la acampada libre, si bien ibamos por la carretera y se nos hacía de noche, echábamos el coche a un lado de la carretera y linternas en mano, montábamos las tiendas de campaña. Aún quiero hacer el esfuerzo de recordar el olor a barbacoa que desprendían las bandejas desechables que comprábamos...
De momento en nuestro país iban a permitir la acampada libre
, y si bien algunos podrán decir que no lo hacen debido a que España es una tierra más seca, por la situación geográfica, lo que implica un peligro de fuego (que estoy de acuerdo, ojo) yo quiero pensar también en una mala concienciación que tienen, (o debería decir tenemos) aquí en cuanto al medio ambiente se refiere.

Bordeamos la isla en el P107. Increible. Mágico. Castillos que se elevan en verdes colinas; Acantilados vertiginosos que rajan y dividen el verde paisaje del oscuro azul del Océano Atlántico; la carretera serpenteante en la que solo cabe un coche y cada "x millas" te encuentras un ensanche por si viene un coche de frente (más de una vez tuvimos que echar marcha atrás por algún autobús hasta encontrar el ensanche para que uno de los dos pasase); vacas peluas, con enormes cuernos que pastorean tranquilamente a tu lado, las nubes que bajan a ras del suelo e intentan jugar con los dormidos lagos escoceses, pueblos abandonados, naturaleza... Más de una vez nos perdimos. Una vez, con suerte, dimos con un matrimonio Australiano que iban en bici y viajaban de un lado a otro según nos dijeron (qué forma de plantearse la vida, qué envidia!) y nos orientaron, y otra también recuerdo que nos topamos con una anciana pareja que estaban viendo a través de unos telescopios ¡los delfines a lo lejos en el mar! Parecía de película poder ver asomar la aleta dorsal de los inteligentes mamíferos...
Una vez bordeada la isla y cruzado de nuevo el puente de Skye, atravesamos la península en dirección Stonehaven, justo debajo de Aberdeen, para ver el castillo de Dunnottar, una fortaleza en lo alto de un peñón rodeado por las embravedicas aguas del mar del Norte.

Con tales parajes te dan ganas de gritar ¡¡¡¡Libertaaaaaad!!!! como lo hizo Mel Gibson en Braveheart tú.











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